domingo, 13 de mayo de 2007
Bonifacio
Bonifacio Dífernan
EL PARTOR QUE CONVIRTIO SU ZURRÓN EN BIBLIOTECA AMBULANTE.
El hombre es un ser inefable. Que quiere decir inexplicable, indecible, admirable. Y, para poder conocer a un hombre tenemos que encuadrarle en su medio ambiente. Desde esta plataforma vamos a analizar la vida de un insólito pastor trashumante.
Bernabé Prado Villarroel . Nació en Prioro, el 11 de junio de 1906. Un pueblo fiel a sus tradiciones ancestrales, que aún vivía un ambiente gremial. Por generaciones padres e hijos trashumaban con sus merinas de los puertos leoneses a las dehesas extremeñas.
A los 80 años bien cumplidos, Bernabé, depositó el último libro de su biblioteca particular sobre la mesilla de su alcoba, y con un zurrón lleno de fe, emprendió el vuelo al encuentro con la sabiduría que con tanto entusiasmo amó durante su vida. La persiguió sin interrupción desde la niñez y durante casi cincuenta años por los caminos de la mesta, como pastor de merinas. Tras ella se internó en el olimpo verdadero y eterno. Sabía mantener el equilibrio en su vida y relaciones sociales sin cambiar ni contraer un músculo de su cara y de su alma con la rectitud de un carácter bien labrado.
EL PARTOR QUE CONVIRTIO SU ZURRÓN EN BIBLIOTECA AMBULANTE.
El hombre es un ser inefable. Que quiere decir inexplicable, indecible, admirable. Y, para poder conocer a un hombre tenemos que encuadrarle en su medio ambiente. Desde esta plataforma vamos a analizar la vida de un insólito pastor trashumante.
Bernabé Prado Villarroel . Nació en Prioro, el 11 de junio de 1906. Un pueblo fiel a sus tradiciones ancestrales, que aún vivía un ambiente gremial. Por generaciones padres e hijos trashumaban con sus merinas de los puertos leoneses a las dehesas extremeñas.
A los 80 años bien cumplidos, Bernabé, depositó el último libro de su biblioteca particular sobre la mesilla de su alcoba, y con un zurrón lleno de fe, emprendió el vuelo al encuentro con la sabiduría que con tanto entusiasmo amó durante su vida. La persiguió sin interrupción desde la niñez y durante casi cincuenta años por los caminos de la mesta, como pastor de merinas. Tras ella se internó en el olimpo verdadero y eterno. Sabía mantener el equilibrio en su vida y relaciones sociales sin cambiar ni contraer un músculo de su cara y de su alma con la rectitud de un carácter bien labrado.
sábado, 12 de mayo de 2007
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